Los vehículos chinos y los verdaderos objetivos de una política industrial
Magdalena Cadagua
Analista de Iberglobal
El sector del automóvil es, por su relevancia industrial, laboral y tecnológica, un componente muy importante de la política de atracción de inversiones de los gobiernos. Sin embargo, conviene no perder la perspectiva de los auténticos objetivos de la política industrial, esto es, la construcción de cadenas de valor.
La reciente decisión de un fabricante chino de automóviles de instalarse en España ha sido presentada, no sin orgullo ni motivos para ello, como un éxito de la capacidad de nuestro país para la atracción de inversiones, particularmente en un segmento tan particular, innovador y tecnológico de la industria.
Así, no deja de ser un hecho merecidamente sonoro que España sea destino de la segunda inversión china de esta naturaleza en Europa y que, paralelamente, haya en marcha diversos proyectos complementarios de inversión extranjera en gigafactorías, fabricantes de las baterías que, precisamente, mueven estos automóviles.
Sin embargo, tras la alegría, se impone el análisis y comprobar que las premisas básicas del proyecto de inversión de la OEM china deja cierto espacio para la preocupación. Efectivamente, el reducido volumen de la producción anunciada, 50.000 unidades, y su distribución en cuatro modelos da muy pocas esperanzas a que la inversión trascienda del estado CKD (Completely Knocked Down) que, inicialmente se plantea. Así, la fabricación será un simple ensamblaje de los kits traídos directamente desde China. Este es el motivo por el que se ocupan instalaciones ociosas de otro fabricante, pues esta opción minimiza la inversión en utillajes.
Una de las peculiaridades diferenciales y, en gran medida, referenciales de la industria china del automóvil es el alto grado de integración de su cadena de valor y, por lo menos hasta la fecha, no se tienen noticias de grandes movimientos, tanto internos, en el mercado de la UE, como externos, a través de la inversión directa de los integrantes chinos de dichas cadenas de suministro (follow your client). Porque éste sería el verdadero éxito de la política industrial: inducir la actividad en España de industrias y empresas participantes en las cadenas de valor de la OEM del automóvil chino. Lo contrario, perseverar en el montaje de kits CKD, es una inteligentemente simple aplicación de la normativa aduanera de la UE en materia de reglas de origen de la mercancía y del juego entre protección efectiva y protección nominal.
Pero esto es algo ya conocido. Los cambios en las reglas de origen para el comercio de automóviles en el seno de NAFTA, impulsados por la Administración Trump y acogidos por la administración Biden, son una buena prueba de esta preocupación y, en última instancia, una referencia de los verdaderos objetivos de una política industrial, esto es, la construcción y consolidación de cadenas de valor.