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10 claves para la necesaria recuperación de la política exterior española

 

 Atrium

Existe un cierto consenso de que la política exterior española ha perdido seriamente impulso durante la legislatura que está a punto  de terminar. La polarización en temas internos (terrorismo, autonomías), la falta de interés del presidente del gobierno, la ruptura de cualquier posibilidad de consenso debido a la política de crispación y oposición a todo del Partido Popular, son algunos de los factores que se han mencionado para explicar la pérdida de importancia de la política exterior.

El peso de España en la política internacional no se corresponde con su peso como séptima u octava potencia económica del mundo. En un mundo crecientemente globalizado, en el que la evolución de los países, la vida de la gente, depende crecientemente de factores globales, es necesario que se dé un impulso a la política exterior en la legislatura que se abra tras las elecciones del próximo nueve de marzo, cualquiera que sea el gobierno que salga de ellas. 

Mencionamos de forma telegráfica a continuación los que consideramos los 10 temas clave para este relanzamiento de la política exterior española (y sin que el orden en que se presentan estos temas implique un orden de prioridad):

 

1. Una reforma de verdad del servicio exterior. La reforma del servicio exterior ha sido, en teoría, afrontada a fondo en esta pasada legislatura. La verdad es que ha habido mucho ruido y pocas nueces. Aparte de la apertura de algunas embajadas nuevas,  muy poco ha cambiado en el funcionamiento y organización del servicio exterior.

2. Reforzar la presencia en Afganistán. La intervención en Afganistán va a ser en el futuro inmediato la piedra de la toque de la eficacia de la coordinación internacional. La intervención en Afganistán tiene pocos paralelismos con la de Irak. Afganistán era un Estado fallido, refugio y protector del terrorismo, en el que se violaban derechos humanos fundamentales. La lucha contra los talibanes se está complicando. La situación exige un refuerzo de la ISAF, al que debe contribuir España, asumiendo la naturaleza militar de esta intervención, lo que debe ser explicado con claridad al pueblo español.

3. Aumentar el presupuesto de defensa. La existencia de las fuerzas armadas se justifica crecientemente por las obligaciones internacionales, de intervención por razones de solidaridad, por razones humanitarias (Bosnia, Kosovo, etc.). El pacifismo, en las actuales circunstancias, refleja una postura insolidaria y aislacionista, implica dar la espalda a tantas poblaciones que sufren injusticias y violencia.  Si España quiere asumir un peso de cierta importancia en la política internacional, tiene que asumir sus responsabilidades de solidaridad en este sentido, y para ello tiene que reforzar sus fuerzas armadas.

4. Más atención a la proyección cultural exterior. En el actual mundo globalizado y marcado por Internet, se ha reforzado notablemente la capacidad de influencia de la proyección cultural exterior, como un elemento de soft power. España cuenta con activos de los que puede sacar partido. El primero, por supuesto, es la lengua. Hay determinados nichos, como las escuelas de negocio, en los que España se ha situado en una posición de liderazgo mundial. Pero hay un amplio campo de actuación para apoyar la presencia cultural exterior.

5. Renovar las políticas de internacionalización de la empresa, promoviendo políticas de oferta. Las políticas de internacionalización deben reorientarse hacia políticas de oferta, que busquen potenciar la competitividad de las empresas españolas, superando el actual predominio de las políticas de demanda. La eficacia de las políticas de internacionalización no depende de que se firmen muchos planes país, muchos planes sectoriales, muchos acuerdos con variados tipos de instituciones. El problema central no es falta de demanda de productos españoles, que se podría subsanar con los instrumentos que se están aplicando (planes país, planes sectoriales, programas financieros), sino un problema de oferta, de competitividad de la empresa española. El fomento de clusters de empresas, que ya se ha empezado a promover en algunos sitios,  es un ejemplo de un tipo de actuación que debería asumir un claro protagonismo en las políticas de internacionalización.

6. Prioridad a los BRIC. Las políticas de internacionalización deben priorizar. Los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) deben recibir en este sentido una marcada prioridad. Los cuatro países, que representan en torno al 42% de la población mundial, están creciendo económicamente con fuerza y ofrecen sólidas perspectivas económicas cara al futuro.

7. Desarrollar una política de inmigración. El fenómeno de la inmigración ha tenido en España un crecimiento espectacular. Hace una década los inmigrantes apenas representaban en torno al 1% de la población. Hoy representan en torno al 10%. Este vertiginoso crecimiento de la inmigración no ha ido acompañado de una paralela reflexión sobre las políticas de inmigración y, en especial, sobre las políticas de integración y acomodamiento de los inmigrantes. Otros países, como Francia, Gran Bretaña, Canadá, le están dedicando una atención importante a este tema, ante el cual  España todavía no ha reaccionado.

8. Unión al eje París-Berlín en la UE. El eje París-Berlín ha sido siempre el motor fundamental de la Unión Europea. Los intentos de sustituirle (como las teorías sobre la “nueva Europa”) nunca han fructificado. La política europea de España será más eficaz en la medida en que España pueda pegarse e influir en el eje París-Berlín. La presidencia española de la UE, en 2010, el grupo de reflexión sobre el futuro de Europa que preside Felipe González, pueden contribuir a reforzar el perfil de España en la UE.

9. Un mayor control y participación social en la política de cooperación. La política de cooperación al desarrollo ha conocido una gran expansión en esta última legislatura, en primer lugar con un fuerte crecimiento de sus fondos. Este crecimiento no ha ido acompañado de un crecimiento paralelo de los mecanismos de control y supervisión, por un lado. Por otro, los criterios con los que se aplica la política de cooperación deberían tener una mayor discusión social, para debatir cuáles son los países prioritarios para la cooperación, los mecanismos de cooperación más efectivos. En particular, se debe potenciar la presencia de las empresas en la definición e instrumentación de la política de cooperación, que debe admitir como un criterio claro su compatibilidad con el favorecimiento de los intereses de la economía y el empleo en España.

10. Apoyo a la Alianza de Civilizaciones. La propuesta de la Alianza se dirige a una de las grandes cuestiones que se plantean en el mundo de nuestros días: los problemas y conflictos entre diferentes culturas, religiones, civilizaciones. La propuesta ha obtenido el reconocimiento de las Naciones Unidas. El Partido Popular  la ha ridiculizado en el marco de su política de descalificación de todo aquello que tenga algo que ver con el gobierno del PSOE, sin importarle los efectos colaterales (Rajoy no ha vacilado en burlarse públicamente de presidentes de países como Argelia o Finlandia por el hecho de que acudieron a participar a la última gran reunión de la Alianza). España y Turquía (un país clave en la zona del Mediterráneo), están impulsando la idea  de la Alianza de Civilizaciones, que es probablemente la idea más importante sobre cuestiones de política internacional que ha salido de España en un largo periodo de tiempo.